lunes, 23 de julio de 2012

Sin «falo» no somos «amables»


«Falo» es el conjunto de atributos personales que nos convierten (a hombres o mujeres) en dignos de ser amados (amables).

En otro artículo (1) comenté que en nuestra cultura occidental y machista somos proclives a pensar que al conjunto de atributos valiosos de una persona se le denomina «falo», que «falo» significa pene y que, por lo tanto, los varones son más valiosos que las mujeres simplemente porque tenemos este apéndice eréctil que tanto amamos.

El incesto está prohibidísimo y no sabemos por qué, la Torre Eiffel es una montaña de chatarra pero pagamos miles de euros para conocerla, El Quijote es una novela de Cervantes que fue leída por uno de cada mil personas que la consideran lo mejor de la literatura universal.

También es famosa entre los occidentales la idea freudiana denominada «complejo de castración».

Como corresponde a una interpretación literal, por «complejo de castración» suele entenderse el miedo masculino a que nos corten los testículos y talen el pene (emasculación), como forma extrema de castigar nuestras transgresiones.

Esta interpretación nos lleva a pensar que sólo los hombres cometemos delitos y de hecho las cárceles están llenas de varones más que de mujeres.

Si entendemos que «falo» no significa «pene», podemos entender que la terrible amenaza a la que estamos todos expuestos, no es otra cosa que la usada por los niños de más corta edad cuando en su furia paroxística nos amenazan con «no te quiero más».

Efectivamente, y recapitulando: al conjunto de virtudes que nos convierten en «amables» (dignos de amor), tales como la honestidad, la generosidad, la lealtad, le llamamos «falo» y si no demostramos tener estas virtudes, dejarán de amarnos porque no tenemos el «falo», nos considerarán «castrados», seremos inútiles como ciudadanos, vecinos, compañeros, amigos, cónyuges, independientemente de qué genital estemos provistos anatómicamente.

 

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