viernes, 20 de julio de 2012

Atracción fatal


La infidelidad es una forma de fidelidad personal para con el propio deseo.

Dicho de otra forma: en un intento de ser fieles con nuestro deseo, podemos incurrir en infidelidades conyugales.

La atracción física hacia personas casadas es muy frecuente. Una explicación popular dice que todo lo prohibido seduce.

Ya sea en los hechos o en el pensamiento, la persona que se siente poseída por esa tentación puede sentirse molesta consigo misma o —si no es capaz de reconocer su responsabilidad— pensar que tiene la mala suerte de ser solicitada por personas comprometidas.

El Edipo es una hipótesis del psicoanálisis muy difícil de negar.

La atracción por una persona casada casi seguro que está provocada por un desplazamiento del progenitor a una persona extraña que lo representa.

Dicho de otro modo: si una mujer gusta de hombres casados, es probable que trate de sacarse las ganas que tuvo de tener sexo con su papá quien también era un hombre casado (con su mamá).

De modo similar, si una mujer se queja de que los hombres que intentan seducirla son todos casados, está pensando que sus deseos incestuosos estuvieron provocados por la actitud seductora de su papá hacia ella.

Lo mismo sucede con los varones cuando gustamos de mujeres casadas o nos creemos que ellas intentan seducirnos. En este caso la historia real es con nuestra madre que también era una mujer casada (con nuestro padre).

Nuestro deseo es incestuoso. Por eso decía al principio que tendemos a conductas infieles (transgresoras de las normas sociales) por tratar de ser fieles con nuestro deseo incestuoso (que es propio de la naturaleza).

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