Se llama incesto a la relación carnal entre parientes próximos, por ejemplo, padres con hijos, entre hermanos, etc.
Esta no es una Ley Natural (1) sino una Ley de los Hombres
creada para resolver problemas de convivencia y económicos.
La prohibición del incesto es una norma que cala muy hondo
en nuestras culturas y su transgresión está considerada como aberrante,
horrorosa, monstruosa.
Sin embargo, es una creación de nuestra especie. En los
hechos es anti-natural. No es necesaria (por razones genéticas) sino útil. Estamos
organizados así desde hace miles de años y ya no cuesta trabajo cumplirla.
Pero la Naturaleza insiste con sus criterios y nos induce al
incesto. Para resolver el conflicto (complejo de Edipo), hacemos cosas
parecidas al incesto y eso disminuye nuestras molestias.
Hacemos el amor con personas de nuestra amistad, de nuestro
club, de nuestro centro de estudios, de nuestro barrio, de nuestro país pero no
de nuestra familia.
Muchas personas son ideológicamente contrarias a la
globalización y luchan contra ella con gran pasión y fuerza sin entender que
están defendiendo sus deseos incestuosos.
Efectivamente, el rechazo al libre comercio con otros
pueblos está alentado por nuestro deseo de comerciar sólo dentro de nuestro
pueblo (la familia ampliada).
Los opositores a la globalización reclaman que los gobiernos
de turno defiendan la industria nacional, le exigen que imponga barreras a la
importación de productos extranjeros muy competitivos.
Es difícil de aceptar —lo reconozco— pero este rechazo a la
competencia extranjera está alentado por el deseo incestuoso de fornicar
(comercio sexual) sólo con nuestros amados familiares (compatriotas).
En suma: La Ley Natural es más fuerte que la Ley de los
Hombres. Con la Naturaleza es más inteligente negociar que desafiarla.
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario