En otros artículos (1) he mencionado que la prohibición del incesto no tiene una justificación conocida y la que creemos conocer, es falsa (degeneración de la especie).
Cualquier orden que nos dan sin una
fundamentación, es autoritaria, tiránica o caprichosa.
Puede ocurrir que nos cueste entender las
razones de la orden que se nos da, pero cuando tenemos que cumplir un mandato porque sí, caemos en el despotismo.
Los niños, por su insuficiente desarrollo
neuronal para comprender ciertas lógicas, suelen verse obligados a cumplir
mandatos bajo amenaza de ser castigados.
La existencia de la prohibición del incesto
sin una fundamentación conocida,
— nos estimula para ser autoritarios,
tiránicos o caprichosos (por imitación);
— nos educa para ser irracionales (porque todo
autoritarismo lo es);
— nos induce a cumplir otras órdenes
autoritarias (además de la prohibición del incesto);
— nos inhibe para reclamar enfáticamente
nuestros derechos cuando son ignorados por conciudadanos irrespetuosos y
abusadores;
Observemos además que la prohibición del
incesto implica no tener sexo con familiares, sin embargo, el niño ve que sus
padres son familiares entre sí (cuando aún desconoce lo referido a la
consanguinidad) pero duermen solos en una habitación cerrada.
Esta situación aumenta la sensación de
arbitrariedad respecto a esa norma sobre la que se le dan tan pocas
explicaciones.
La idea que se instala es: «unos están autorizados y otros no,
arbitrariamente».
Alguien
puede saber mucho de salud, leyes, física, o lo que fuere, pero su opinión no
será escuchada si no tiene un título habilitante, mientras que otro, quizá con
menos conocimientos, será escuchado porque posee un título ... como los padres,
que aún siendo parientes, pueden hacer aquello que prohíben a los niños.
Resumen
y conclusión: la prohibición del incesto no
fundamentada, causa
— actitudes arbitrarias, autoritarias,
caprichosas;
— inseguridad sobre derechos y obligaciones;
— corporativismo, despotismo gremial, monopolio
del saber.
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