lunes, 23 de julio de 2012

Los quejidos por no gozar


Cuando alguien se queja sin motivo conocido, probablemente quiera demostrar que no disfruta transgrediendo la prohibición del incesto.

Las personas que se quejan, realmente están mal, aunque ellas mismas crean que lo hacen para engañar a los demás.

Esto es similar a lo que ocurre con quienes padecen hipocondría (Afección caracterizada por una gran sensibilidad, tristeza habitual con preocupación constante y angustiosa por la salud. (1))

Quienes están preocupados por su salud, no son personas que se sienten mal a pesar de estar sanas, son personas cuya enfermedad consiste en sentirse mal (perder calidad de vida) porque la preocupación, la angustia y el miedo los atormentan.

Claro que todas las enfermedades son en última instancia psicosomáticas, porque si aceptamos la definición de que somos una unidad indivisible, entonces cualquier afección estará comprometiendo las funciones psíquicas y todas las demás.

Puede ocurrir que alguien tenga un padecimiento tal que sufra entre sus síntomas el estar quejándose sólo cuando otros lo oyen. El mismo enfermo es parte del auditorio.

¿A qué puede responder esta conducta quejosa, plañidera, disgustada?

Una causa bastante frecuente es la de demostrar que no se está pasando bien, que no se está disfrutando de la vida, que la vida no es placentera.

Como mencioné en otro artículo (2) el deseo inconsciente de practicar el incesto (también llamada en psicoanálisis la «conflictiva edípica»), es muy perturbador porque seguramente evoca también la radical prohibición que existe en nuestra cultura.

El mito de Edipo cuenta que el protagonista, cuando se enteró que estaba casado con su madre por error, solo atinó a castigarse quitándose los ojos.

Las personas que se quejan con frecuencia están atormentadas por poderosas fantasías incestuosas. Quejándose imaginan y publicitan que no están disfrutando de la transgresión que tanto temen realizar (practicar el incesto).

   
(Este es el Artículo Nº 1.551)

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