viernes, 20 de julio de 2012

La histeria y el incesto


Vulgarmente llamamos histérico/a a quien tiene una conducta que incluye actitudes exageradas o explosivas.

Cualquiera diría que la ciencia sabe qué es la histeria porque es un padecimiento, característica o enfermedad muy conocida.

Mucho me temo que no sea así. Como las ciencias de la salud (psiquiatría, psicología, psicoanálisis) no se ponen de acuerdo, es justo suponer que no saben exactamente qué es o por qué se produce.

Dos mil años antes de Cristo se opinaba que esas reacciones extrañas tenían su origen en un problema del útero (hystera en griego). Cuando se detectaron también en varones, debieron revisar la denominación pero por algún motivo no lo hicieron.

Más aún, el término «histeria» también es utilizado para describir ciertas manifestaciones colectivas.

Dentro de esa denominación genérica se incluyen reacciones que pueden parecer teatrales, amnesias, parálisis transitorias, pérdidas de la visión también transitorias, convulsiones.

Desde el punto de vista del psicoanálisis, estos fenómenos tan espectaculares podrían ser causados por un conflicto entre lo que el paciente desea y lo que puede obtener.

Hay consenso en que el eje principal corresponde a la sexualidad y más específicamente al complejo de Edipo.

Por lo tanto acá está en juego una de las grandes dificultades que tenemos los seres humanos (la sexualidad y la prohibición del incesto).

El artículo titulado Atracción fatal  incluye la hipótesis de que la infidelidad conyugal se produce como un intento de satisfacer deseos incestuosos.

En suma: la prohibición del incesto, por más que está totalmente aceptada por todos, es una transgresión a las Leyes de la Naturaleza castigada con fenómenos tales como la histeria o la infidelidad.


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