lunes, 23 de julio de 2012

La prohibición del incesto y su conveniencia


El funcionamiento del animal humano mejora y prolonga su vida cuando está sometido a presiones, dificultades, escaseces, estrés, incertidumbre, prohibiciones.

Nadie puede decir con certeza qué habría sido de nuestra especie si el incesto no fuera prohibido.

Aventuro una hipótesis: la población mundial no ascendería a 7.000 millones de personas como afirma Naciones Unidas y probablemente aún no se habría inventado la rueda o estaríamos por entender la fórmula del agua tibia.

¿Por qué esa odiosa prohibición es tan necesaria que si no existiera viviríamos en un primitivismo mayor al que padecemos?

La hipótesis que propongo en este artículo es que la represión es una fuente de energía humana aún no superada.

Olvídense de que la prohibición del incesto obedece a causas genéticas y que no debemos tener sexo con personas de la familia porque engendraríamos monstruos. Esto es un mito disparatado que sigue generando adeptos.

Según algunos antropólogos el origen de esta norma de hierro vigente en casi todas nuestras colectividades respondió a la necesidad de establecer lazos familiares pacificadores de las continuas luchas entre tribus vecinas.

Si nuestras mujeres quedan reservadas para los varones de la tribu vecina y ellos hacen lo mismo, terminaremos rodeados de tíos, sobrinos, nietos, cuñados, yernos, suegros, con los que la guerra podrá continuar pero con muchos menos derramamientos de sangre (como actualmente ocurre).

Sin embargo, esta explicación antropológica no está indicado el verdadero origen que nos llevó a establecer la prohibición.

Los humanos funcionamos bien cuando tenemos que superar ciertas resistencias (1). Las facilidades nos atrofian, nos vuelven apáticos, indolentes, aburridos, deprimidos y nada más complicado que renunciar a la madre, al padre o a los hermanos para saciar nuestro pujante deseo reproductivo (sexual).

En suma: los humanos somos la única especie que prohíbe el incesto porque necesitamos dificultades para mantenernos activos.


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