domingo, 22 de julio de 2012

Los PATRImonios se unen mediante el MATRImonio


En el Antiguo Testamento (Génesis 2:24), se dice: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.»

Millones de ciudadanos del mundo, que podríamos calificar como intelectualmente «muy capaces», más otra gran cantidad, a la que podríamos calificar como intelectualmente «capaces»,  toman en cuenta los reglamentos contenidos en la Biblia.

Esta evidencia nos hace pensar que, si no existiera esa obligación impuesta por un libro sagrado, todas esas personas «muy capaces» y «capaces», harían lo contrario, esto es: «Por tanto, el hombre conservará el apego a sus progenitores, y se juntará con su mujer, conservando sus respectivas individualidades».

Con estos pocos elementos, ya estamos en condiciones de comprender una razón por la cual los humanos hemos implantado la prohibición del incesto.

Si para organizarnos en sociedades necesitamos que las nuevas generaciones constituyan nuevos núcleos familiares, la vinculación con la casa paterna tienen necesariamente que perder intensidad.

En el caso que los hijos, hermanos y padres tuvieran relaciones sexuales entre sí, el amor entre ellos sería tan fuerte que nunca se irían.

El placer sexual estrecha y profundiza los vínculos entre las personas, así como el rechazo los debilita e interrumpe.

El amor que circula en una familia normal es tan fuerte, que las relaciones incestuosas difícilmente incluirían algún tipo de rechazo que prometiera un debilitamiento o interrupción del vínculo.

Existen grandes posibilidades de que aquella norma del Génesis 2:24, sea complementaria de la prohibición del incesto (sin la cual, sería imposible el desapego recomendado por el versículo).

Los humanos siempre hemos querido conquistar nuevos territorios. Necesitamos aumentar indefinidamente nuestro poder y control.

El referido versículo intenta sustituir la anexión violenta de los patrimonios,  ordenando que las familias se unan amorosamente mediante el casamiento de sus hijos.

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