miércoles, 18 de julio de 2012

Según la zorra, las uvas están verdes


El psicoanálisis cree que existe una parte desconocida del ser humano que influye en nuestra vida de forma determinante: el inconsciente.

Aceptar su existencia, implica realizar —a partir de ahí— ciertas deducciones.

Un dato de la realidad es que todas estas teorías —que no se pueden demostrar en un laboratorio—, cuando son utilizadas por un analista producen cambios favorables y permanentes en el bienestar de sus pacientes.

Los resultados son una forma razonable de asignarle validez al tratamiento.

El complejo de Edipo dice que todos deseamos tener sexo con algunos familiares consanguíneos. La prohibición de este incesto nos lleva a procesar la dolorosa frustración de alguna manera. Cada uno lo hace a su manera. Algunos tienen suerte y la resuelven bien. Los desafortunados caen en que «es peor el remedio que la enfermedad».

Un ejemplo de resolución desafortunada es el caso de un conocido que por años sufrió de impotencia sexual. Según él la resolución surgió por algo que también puede sucederle a las mujeres que padecen algún tipo de frigidez.

Este hombre había logrado (en su fantasía inconsciente) no tener erecciones para no tener sexo con su madre. Su inconsciente prefirió la impotencia a tener que aceptar la prohibición del incesto o el rechazo de la madre.

El pensamiento de él podría haber sido: «No tengo sexo con mamá, no porque la sociedad me lo prohíba ni porque ella se oponga, sino porque mi pene no se endurece. Cuando se cure, entonces fornicaré con ella».

Al tiempo de haberse descubierto esta idea con la ayuda del analista, comenzó a tener erecciones normales, como si nunca le hubieran faltado.

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