viernes, 5 de octubre de 2012

La gravedad de una infidelidad



   
Un cónyuge que desea ser infiel, evalúa la gravedad de la acción de forma mucho menos grave que el otro.

Una frase que diga: «La unión monogámica es un acuerdo colaborativo aunque de perjuicio mutuo», probablemente haría pensar que contiene ideas eruditas, densas, profundas.

En realidad no es más que una idea sencilla redactada de forma rebuscada.

Trataré de simplificarla para quitarle esa oscuridad que dificulta entendernos usted y yo.

«...es un acuerdo colaborativo», porque esencialmente nos juntamos para ayudarnos, para gestar hijos, para complementarnos en las variadas tareas que requiere mantener una familia: limpiar, reparar, cocinar, conseguir recursos económicos para comprar insumos alimenticios, combustibles, cubrir los costos de alojamiento, y todo lo que habitualmente hacemos en un hogar.

«...aunque de perjuicio mutuo», pretende describir todo aquello que disfrutábamos cuando éramos solteros, estudiantes, huéspedes en la casa paterna.

Esta promesa de abstención es muy dura, difícil de sobrellevar, especialmente porque en lo más profundo del corazón anida una idea muy fuerte: «quiero satisfacerme pero no soportaría que mi cónyuge también lo hiciera».

El punto más complicado refiere a la primera parte de la frase: «La unión monogámica...».

Cada integrante de la pareja puede desear tener relaciones extraconyugales y se da cuenta que eso no perjudicaría objetivamente al otro.

Si alguno de los dos planteara esa posibilidad, casi seguramente encontraría una férrea oposición. Es bastante realista entonces que aquel integrante de la familia que decida tomar la iniciativa, tenga que mentir, engañar, traicionar, siempre en la convicción de que no está haciéndole daño al otro y que un planteamiento explícito contaría con un categórico «¡no, ni se te ocurra!»

Aunque estamos hablando de palabras terribles como son mentir, engañar, traicionar, cada cónyuge infiel se sentiría honesto, casto, inocente, pensando «Solo sufriría enterándose y ¿qué tiene de malo si la/lo sigo amando?»

(Este es el Artículo Nº 1.693)

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