
El complejo de Edipo ocurre en las familias donde alguna mujer se siente atraída por algún varón consanguíneo.
Uno de los conceptos psicoanalíticos más
conocidos es el complejo de Edipo.
Para ponernos de acuerdo, me estoy refiriendo
a esos deseos sexuales que existen entre los integrantes de una familia y que
ponen en riesgo la prohibición del incesto.
Ahora paso a comentar un pequeño detalle de
esta idea que para algunos puede ser interesante y bastante original porque
tiene que ver con otras hipótesis que he planteado en estos artículos.
Según estas ideas, entre los humanos también
es la mujer la que activa el deseo sexual de unos pocos varones cuando
hormonalmente está dispuesta a gestar.
Dicho de otro modo: según he planteado en
otros artículos (1), así como son las hembras de los mamíferos las que entran
en celo, desencadenando el impulso copulatorio en los machos cercanos, la mujer
es la única generadora del deseo sexual en algunos varones cercanos. A las
mujeres solo les interesan aquellos hombres cuya dotación genética sea la más
adecuada para combinarse con la propia.
En suma: parto de la suposición de que las mujeres solo procuran ser
fecundadas por unos pocos hombres, determinados porque su instinto intuye
cuáles poseen la mejor dotación genética, para que, entre ambos, gesten los
hijos más sanos. Esto explica por qué las mujeres gustan de ciertos varones y
de otros no.
Retomando el tema del complejo de Edipo, les
propongo pensar que en una familia también son la madre y las hijas las que
pueden o no encontrar en los varones del hogar a esa persona que les fecundaría
los mejores ejemplares.
Si dentro del hogar, ni el padre ni los hijos
son seleccionados instintivamente por la madre o las hijas, el complejo de
Edipo será casi inexistente.
(Este es el Artículo Nº 1.699)
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